Aunque no lo creas, escuchar música mientras trabajas te hace menos productivo.
Trabajar con música es algo muy habitual. Estas mismas líneas están escritas al ritmo de Angelo DeBarre. Sin embargo, parece que los acordes de guitarra de este maestro del Jazz no son lo mejor para terminar el trabajo rápido, y la música que tú estás escuchando tampoco. Un nuevo estudio así lo confirma.
El estudio de los efectos de la música sobre la productividad se remonta a los años 70. Un estudio de 1972 titulado precisamente Música: Una ayuda a la productividad, explica como las canciones ayudan a mantener la atención de las personas cuando están trabajando. Lo que pasa es que el estudio tomaba como sujetos de prueba a los trabajadores de una fábrica cuya actividad consistía en tareas mecánicas y repetitivas que inducen al aburrimiento. En esos casos la música es perfecta para ayudar a mantenerse concentrado.
La cosa cambia cuando se trata de tareas que requieren de procesos cognitivos complejos. Un estudio de 1980 ya adelantaba que la música no solo no ayuda a trabajar mejor cuando se trata de pensar sino que, de hecho, entorpece la labor. El estudio además ofrecía un dato inesperado. Nuestra música favorita es la peor elección para concentrarnos.
Un nuevo estudio realizado por Takahiro Tamesue, de la Universidad Yamaguchi, en Japón, viene a confirmar este último punto. El experimento analiza los efectos sobre los procesos neurológicos de diferentes tipos de sonido y su conclusión preliminar es clara: la mejor música para trabajar es el silencio.
Cuánto más significado tiene el sonido, como la música con letra o las conversaciones, peor es su efecto sobre la concentración. La música clásica o ambiental o el ruido blanco, por contra, no interfieren tanto con el cerebro, pero siguen afectando negativamente en cierta medida. Esta interferencia se traduce en un peor tiempo de reacción a la hora de resolver pruebas que requieren concentración mental.
En este sentido, otros expertos recomiendan escuchar música (la que queramos) solo en los intervalos en los que estamos descansando. Se puede trabajar, por ejemplo, dos horas y descansar con música 15 minutos. Si lo que necesitas es concentrarte de verdad, lo mejor parece que sigue siendo el silencio.
Fuente: gizmodo.com