El mecanismo que más influye en la deformación del manto terrestre no es el creído
La corteza de la Tierra es una capa relativamente delgada de roca que da forma a los continentes y al lecho oceánico. La corteza se asienta sobre placas tectónicas que se mueven lentamente con el tiempo, en una capa llamada litosfera. En el fondo de las placas, a unos 80 a 100 kilómetros por debajo de la superficie, se inicia la astenosfera. El interior de la Tierra fluye más fácilmente en esta última, y se cree que la convección aquí ayuda a impulsar la tectónica de placas, pero cómo sucede eso exactamente y cómo es el límite entre la litosfera y la astenosfera no está nada claro.
Para observar más de cerca estos procesos, el equipo de James Gaherty, del Instituto de la Tierra (dependiente de la Universidad de Columbia en la ciudad estadounidense de Nueva York), instaló una red de sismógrafos en el fondo del Océano Pacífico, cerca del centro de la placa del Pacífico. Registrando las ondas sísmicas generadas por los terremotos, pudieron «mirar» dentro de la Tierra y crear imágenes del flujo del manto, de una forma similar a cómo un médico obtiene una imagen de un hueso roto.
Los resultados aportan la visión más detallada hasta la fecha de cómo fluye el manto de la Tierra bajo las placas tectónicas del mar. Lo encontrado parece refutar la creencia común de que la deformación más intensa en el manto está controlada por el movimiento a gran escala de las placas. En vez de eso, las imágenes de más alta resolución logradas hasta hoy denotan que procesos a escala menor tienen efectos más poderosos.
El nuevo estudio forma parte del proyecto NoMelt, que fue diseñado para explorar la frontera entre la litosfera y la astenosfera en el centro de una placa oceánica.
Disponiendo de un conocimiento más detallado del motor subyacente en la tectónica de placas, los científicos esperan entender mejor los mecanismos que impulsan el movimiento de las placas y que influyen en procesos relacionados, incluyendo los que implican a terremotos y volcanes.